Hubo un tiempo, lleno de color y magia, en el cual se sentía todo de forma considerablemente distinta a como se siente ahora. Cada día que pasa me pregunto donde fueron a parar las emociones más profundas y auténticas del ser humano. Gente vacía por doquier, carente de cualquier tipo de inquietud. Hostiles y fríos, convivimos con un cerebro cada vez más plano. Y, por desgracia, si acaso tienes algo que te diferencia del resto de la manada, intentan destriparte sin piedad.
Y digo yo, ¿quién desea adaptarse realmente a la sociedad actual cuando está tan llena de mierda? .
No se siente igual que antaño, no. No se vive igual. No se ama igual.
Por suerte, quiero creer que todavía queda algún ser exquisito en este planeta al borde de la extinción mental, por el cual merezca la pena luchar. Por suerte, hace unos días encontré a uno de ellos. Esta delicia, va por él...
"Hagas lo que hagas, ámalo, como amabas la cabina del Paradiso cuando eras niño" .
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